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Claves para la digitalización de contenidos museográficos

Claves para la digitalización de contenidos museográficos

No hay vuelta atrás, vivimos en un mundo interconectado. Dependemos de nuestro smartphone para muchas de nuestras rutinas diarias, para comunicarnos, para ejercer como ciudadanos, para nuestro entretenimiento, para acceder a la educación o a la cultura. Viajamos conectados, leemos, compramos y amamos u odiamos a través de nuestra pantalla. Nuestro trabajo como creadores de contenidos para el sector cultural nos da la oportunidad de visitar diferentes museos y colecciones museográficas y analizar el estado en el que se encuentran en cuanto a su digitalización o uso de herramientas digitales para ofrecer contenidos a sus usuarios visitantes.

Integración de la digitalización en la museografía

Si bien muchos de ellos ya utilizan contenidos audiovisuales o contenidos interactivos en sus salas, la gran mayoría de los museos más pequeños tienen aún dificultades para adaptar o modificar sus itinerarios museográficos e integrar información digitalizada en ellos sin afectar a narrativa museográfica. No hablamos de los grandes museos referentes sino de otros de tamaño medio o pequeño que están más afectados por medios y presupuestos limitados y que mantienen contenidos o desarrollos analógicos, que se van quedando obsoletos para el público digital.

Contenidos digitales complementarios

En estos casos, es una tarea compleja implementar nuevos contenidos digitales si estos no son un complemento sino una réplica de lo que ya podemos contemplar o leer en el museo. No se trata de trasladar a un interactivo o a una app los mismos contenidos que ya están disponibles en los paneles explicativos del itinerario, por ejemplo, o los mismos elementos de la colección que el público ya puede ver en la sala. Un interactivo o una app tiene que ser necesariamente un complemento o una ampliación de lo que estamos contemplando, un material didáctico, explicativo o relacional. Un contenido audioguiado o que utiliza elementos de realidad virtual o aumentada sobre una capa real, etc.

Análisis previo de contenidos y tecnologías

Así pues, antes de tomar la decisión de generar contenidos digitales para un museo hay que realizar una completa auditoría para analizar el estado de la museografía, decidir si ésta puede convivir o no con las herramientas digitales y valorar cuáles de esas herramientas son las más adaptadas a las necesidades del museo y su público. Es una labor que requiere de la valoración de especialistas en contenidos digitales adaptados para el sector cultural. Expertos en analizar qué tecnologías potenciarán y no entorpecerán ese discurso museográfico.

Inversión en calidad

De igual forma, recomendamos poner la calidad por delante de la cantidad. Diseñar proyectos escalables que permitan ir digitalizando contenidos de forma coherente, para valorar paso a paso los resultados. Lo que no se puede medir no existe y por tanto no será una inversión sino un gasto innecesario.

Muchos son los museos que utilizan herramientas digitales de bajo presupuesto o gratuitas sin valorar los resultados en cuanto a calidad. Estamos hablando de colecciones de alto valor que aparecen en entornos digitales muy poco cuidados. La experiencia del visitante puede ser muy negativa si las imágenes que contempla de una escultura milenaria en un tour virtual son de baja calidad o la voz que escuchan en una audioguía no está cuidada o se utilizan dispositivos poco ergonómicos o higiénicos. Por tanto, recomendamos invertir en contenidos digitales que primen la calidad del producto ya que estamos hablando de bienes de interés cultural de gran valor.

Tecnología y usabilidad

Otro peligro que vemos es dejarse llevar por el boom de la tecnología. No entendemos el uso de realidad virtual o aumentada cuando los contenidos museográficos siguen en el plano analógico. Son muchas las empresas TIC que carecen de la capacidad de analizar esa necesidad o no de diseñar contenidos adaptados a esos escenarios virtuales o aumentados porque no cuentan con personal especializado o porque no tienen conocimiento del sector en el que operan. De esta forma también vemos museos que incorporan herramientas digitales más bien por novedad o desconocimiento real de los requerimientos que genera ese tipo de tecnología. El resultado es un anacronismo que una vez más genera una mala experiencia para quien se ve obligado a usar una tecnología no acorde al contenido o la experiencia del usuario.

Esencial conocimiento del usuario

Sobre todo, es necesario conocer muy bien a los visitantes del museo para saber si tienen o no capacidades digitales. Aún son muchos los que no desean utilizar ningún dispositivo para acceder a los contenidos. No se trata de no utilizar esas herramientas digitales, sino de personalizar su uso y adaptarlo a las necesidades de cada visitante: personas mayores, personas con diferentes capacidades, niños o jóvenes, familias etc. El acierto del museo estará en ir enseñando a su público a adaptarse a los nuevos tiempos digitales, evolucionar con el público y acercarse cada día más a él a través de sus usos. La participación es esencial y también forma parte del mundo digital en el que vivimos e interactuamos, también con la cultura y el arte.

Si quieres optimizar tu inversión en la digitalización de museos o itinerarios turísticos o patrimoniales podemos ayudarte. Somos expertos en la creación de contenidos interactivos e inmersivos y en el uso de tecnologías adaptadas para el sector cultural. ¡Consúltanos!